Mindfulness como filosofía de vida

El Mindfulness es una filosofía de vida, la de vivir el aquí y el ahora. La práctica incluye la meditación y otras técnicas de relajación. La revista Journal of Internal Medicine reveló que practicar media hora de Mindfulness diaria alivia los síntomas de trastornos como la depresión o la ansiedad.

La meditación es una actividad intelectual diseñada para centrar la atención en pensamientos o sentimientos (felicidad, serenidad, armonía), objetos (piedras), la atención en nosotros mismos o algún elemento de percepción (latidos del corazón, respiración, temperatura corporal…). Este estado se recrea en el momento presente para liberar la mente de pensamientos dañinos. El mindfulness tiene mucho que ver con la forma en que gestionamos nuestro cuidado, también se conoce como la filosofía de la plena atención. La finalidad de la práctica es mejorar la calidad de vida de las personas. A partir de diferentes técnicas de meditación se proponen varios enfoques: unos se centran en la concentración, mientras que otros se centran en la plena conciencia y la autoaceptación. El primero puede entra en la etiqueta genérica de meditación mantra, mientras que el segundo puede responder a las técnicas de atención completa.

1. ¿Qué es la atención plena?

El objetivo es conseguir un estado de conciencia profunda durante una sesión, y para conseguirlo se utilizan diversas técnicas específicas. En lugar de juzgar cómo nos sentimos o lo que pensamos, tratamos de relajar nuestra conciencia. El mindfulness busca separar a las personas de sus pensamientos para identificarlos y cuestionar patrones mentales, dando mucho peso al aquí y ahora poniendo toda la atención al momento presente.

2. ¿Cuándo practicarlo?

Lo ideal es practicar mindfulness durante media hora al día, aunque se recomienda comenzar con periodos más breves, de no más de diez minutos, para aclimatar la mente a las nuevas sensaciones y construir poco a poco un estado mental meditativo. Si intentamos ir demasiado lejos al principio, es fácil frustrarse por pasar mucho tiempo seguido haciendo algo que aún no sabemos hacer bien, y eventualmente nos cansamos y abandonamos la rutina. Hacer Mindfulness no siempre es fácil, llevará un largo periodo de tiempo hasta poder concentrarte rápido y conseguir meditar en cualquier circunstancia.

3. ¿Dónde hacer mindfulness?

Hay que intentar encontrar un lugar donde no haya ruido, la temperatura esté entre 18º y 25º y estemos cómodos. No podemos olvidarnos de apagar teléfonos, alarmas, aparatos electrónicos y todo tipo de ruidos y ondas que puedan molestarnos o interferir en nuestra meditación. El uso de ropa cómoda es siempre un factor positivo en la meditación, y es recomendable quitarse los zapatos y todos los accesorios que puedan estresar el cuerpo.

4. ¿Cómo hay que colocarse?

La posición será simplemente sentarse cómodamente en el suelo; no tiene que ser la postura del loto, pero la postura debe mantener la espalda en ángulo recto para facilitar la respiración. Puedes usar un cojín, una almohadilla o una toalla para mayor comodidad. Las vértebras deben permanecer rectas y soportar el peso del pecho, el cuello y la cabeza. Las piernas y los brazos deben permanecer relajados sin alterar la línea de la columna. Por ejemplo, es mejor mantener los brazos por encima de las caderas o dejar que cuelguen.

5. Ejemplo de ejercicio básico:

El primer paso y más imprescindible es prestar atención a la respiración. Escúchala, siéntela a través de tu cuerpo... pero no lo pienses. Tenemos que centrarnos en reconocerlo y hacerlo fluir por el cuerpo. Cuando toda nuestra atención está absorta en la conciencia de la respiración, podemos seguir pronunciando "mantras": palabras o frases que se repiten una y otra vez para relajarnos. A menudo se utiliza un sonido "ohm" u otra fórmula, como "Estoy bien", "Siempre estaré aquí", etc. Dependiendo de dónde estemos, podemos pronunciarlo en voz alta o mentalmente. Es necesario crear en la cabeza una imagen relajada, imaginar un lugar tranquilo que produzca sensación de bienestar. Puede ser un paraje real o un lugar ficticio. Podemos imaginar una escalera cuyos pasos nos acercan poco a poco a ese sitio especial, contando lentamente los pasos que caminamos. También podemos visualizar una vela y como la tocamos para modificar la intensidad de su luz, o cualquier otra imagen que nos pueda servir de apoyo.