¿Merece la pena comprar en pequeños negocios?

Las grandes multinacionales dominan indudablemente el mercado textil. Ofrecen precios muy atractivos, y acceder a su producto suele ser muy sencillo porque los puntos de venta se distribuyen masivamente por las ciudades. Como consumidores lo más sencillo es adquirir nuestra ropa en este tipo de establecimientos, pero eso no quiere decir que sea la mejor opción.

¿Merece más la pena comprar en pequeños negocios? Te facilitamos cuatro razones por las que sí deberías confiar en las tiendas de proximidad:

1. Recibes mejor calidad, calidez y trato

Es evidente que si algo diferencia a los pequeños negocios de las grandes superficies, es su capacidad para centrarse mayormente en el cliente. Un trato personalizado que nos beneficia como compradores, ya que permite al comerciante hacerse una idea mucho más ajustada de lo que nos gusta y las necesidades que tenemos, permitiendo que nos recomiende los productos que mejor se adapten a nosotros, y ofreciéndonos la mejor atención posible. Además, ante cualquier inconveniente, el contacto y la resolución del problema resultaran más agiles y eficientes.

2. Generas empleo y fomentas la activación económica

Las pequeñas empresas son la columna vertebral de la economía. La puesta en marcha de nuevos negocios se traduce en creación de nuevos empleos, fomentando la actividad del mercado, impulsando el desarrollo económico y permitiendo una mejor distribución de la riqueza. Medidas de bienestar social que también repercuten directamente sobre ti.

3. Colaboras con un modelo más sostenible y justo

Los pequeños comercios no forman parte de cadenas de producción masificada, sino que suelen generar de manera controlada un determinado número de prendas. El stock es menor, y, por tanto, es más fácil que se venda en su totalidad, evitando el desperdicio de los sobrantes. Además, como menor sea el numero de prendas creadas, menor será también el impacto medioambiental que generen sus procesos de fabricación. En el sector textil es imprescindible el uso de tintes químicos, gasto de agua, emisiones de CO2… pero si estos se controlan y limitan, podrán reducírselos daños.

4. Apoyas proyectos que no suelen tenerlo nada fácil

Nunca está de más recordar que apoyando al pequeño comercio, aunque sea de una manera muy modesta, contribuyes a la continuidad de un proyecto personal y ayudas directamente a su impulsor/a, una persona real, de carne y hueso, con nombre y apellido. Tu dinero no se destinará a la financiación de una fábrica textil situada en algún punto del extranjero y enfocada en la producción masificada, sino a dar continuidad a una iniciativa creativa que puede estar sustentando a familias enteras. Al fin y al cabo, ¿Qué seria de la actividad económica sin la esencia humana?