Fast Fashion, la moda que mata al planeta
- camileclothes
- 9 may 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 may 2022

Como seguidoras de la moda oímos hablar continuamente de la aparición y muerte de muchísimas tendencias, y a pesar de que nos encanta poder innovar en la forma en que vestimos, debemos ser conscientes del impacto de nuestras propias acciones.
La industria textil actual se basa en una rápida caducidad de las prendas que se traduce en la producción masiva de grandes volúmenes de ropa con una vida útil muy breve. Las marcas crean en los consumidores una necesidad inventada de innovación, que les impulsa a querer aumentar constantemente su inventario y, por tanto, gastar más dinero. Es decir, se ponen en el mercado millones de productos que en poco tiempo serán desechados y sustituidos por otros considerados “más modernos”, con el único objetivo de agrandar las fortunas de las grandes firmas.
Este consumo excesivamente acelerado es conocido como fast fashion o moda rápida, y su producción acarrea graves consecuencias medioambientales. De ella derivan problemas como la contaminación y el uso excesivo de recursos naturales, lo cual amenaza un futuro sostenible y una relación equilibrada con la naturaleza.
Tan solo la producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global, e implica el uso de químicos altamente dañinos para la salud humana, que se liberan en ríos y otros cuerpos de agua. Sin embargo, se estima que el 73% de la ropa producida anualmente termina incinerada o en basureros.
Además, para cumplir con los plazos de consumo que el fast fashion ha impuesto, las empresas trasladan sus ciclos de producción a países como Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China, donde imponen condiciones laborales precarias y salarios míseros.
Desde Camile repudiamos estos modelos de negocio, pues creemos que representan un problema ético y un claro ejemplo de explotación. Siendo Bali el centro de nuestra fabricación y confección, nos enorgullece desmarcarnos de prácticas abusivas como estas y apoyar a nuestro equipo de trabajadores garantizando una labor segura, digna, y bien remunerada.
Nuestros pijamas se producen a partir de tejidos de cultivo responsable y sostenible; y nuestras telas son tratadas, teñidas y conservadas con procesos naturales y respetuosos con el medio ambiente.
El mundo se deteriora poco a poco ante nuestros ojos, y es por nuestra culpa. Apostar por prendas menos dañinas para nuestro planeta no es solo una buena iniciativa, sino también una necesidad social. Cambios tan simples como reducir la compra masiva de ropa e invertir nuestro dinero en prendas de mayor calidad y producción limpia, son nuestros mayores aliados ante el cambio climático. No te importará gastar un poco más cuándo sepas que tienes en tus manos un producto que te durará años y con el que no estarás contaminando el aire que respiras.
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